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Quiérete mucho, maricón. Parte 4

NOTA: Cuarta parte y final. El texto comienza similar a las primeras tres partes para contexto.
[Parte 1] [
Parte 2] [Parte 3]

Descubrí el libro “Quiérete mucho, maricón” por accidente. Buscaba educarme sobre la homosexualidad. Mientras hacía la búsqueda me tropecé con esta joya y automáticamente se convirtió en una herramienta esencial en mi vida. “Quiérete mucho, maricón” es un manual de éxito psicoemocional para hombres homosexuales escrito por el psicólogo español Gabriel J. Martín, pionero de la psicología afirmativa gay en el mundo hispano. En este libro, el autor explica cómo la homosexualidad es una más de todas las posibles manifestaciones de la diversidad sexoafectiva del ser humano y cómo, si superamos las secuelas que nos ha dejado la homofobia, puede vivirse de forma plena, asertiva y feliz.

El libro está muy bien logrado y recomiendo a todo maricón que lo lea y lo utilice como herramienta de vida. Salir del clóset toma tiempo porque es un proceso que requiere madurez, valentía y buena salud mental. Con este escrito, intento visibilizar herramientas que existen para que todos los homosexuales podamos llevar una vida como la que merecemos, sin vergüenza de ser quienes somos.

Para hacerlo breve, estaré compartiendo mis citas favoritas en varias partes, ya que el libro es largo y está lleno de temas importantes. En esta cuarta parte (y última), comparto citas que se encuentran del décimo sexto capítulo hasta el final del libro.

“El beneficio emocional de superar los problemas es muy superior al coste del esfuerzo que te supondrá”.

“El amor siempre merece la pena”.

“Lo que no se afronta no se arregla. Los niños, en el momento en que empiezan a convertirse en adultos, deben ser educados en aprender a afrontar y resolver constructivamente sus problemas, no en evitarlos”.

“Que seas gay no significa que te gusten todos los hombres: significa que te atraen algunos hombres, y que solo unos pocos despiertan tu verdadero interés”.

“Yo no trato a los demás hombres del mismo modo que algunos hombres tratáis a las mujeres». Porque, si te fijas, eso es lo que temen: que seas con ellos tan sexualmente agresivo como ellos lo son con las mujeres”.

“Ni que fueras tan guapo como para interesarme a mí”.

“La diversidad enriquece”.

“A menudo comento en mi consulta que tener una filosofía de vida es muy útil y que, por eso, han tenido tanto éxito las religiones. Va genial tener esa especie de manual de instrucciones que te permite entender lo que te ocurre y decidirte por un tipo de reacción ante determinados eventos. Te da pautas, directrices. Tener una filosofía de vida te ayuda a entender por qué debes hacer ciertas cosas y cómo las debes hacer. Te ayuda a dirigir tu conducta y, sobre todo, a estar motivado para querer hacer determinadas cosas: ¿por qué querrías molestarte en hacer algo si no creyeras que ese algo es lo que necesitas para desarrollarte? Una filosofía de vida es importantísima. Una filosofía de vida nos proporciona un marco de referencia en base al cual organizar nuestras experiencias y comportamientos. Una filosofía de vida nos ayuda a tomar decisiones porque resuelve conflictos intelectuales (no hay que seguir pensando) y nos permite concentrarnos en una parte de la experiencia desechando alternativas que no conducen a nada. Una filosofía de vida nos permite un mejor entendimiento de lo que nos sucede porque lo encuadra en un sistema de referencia que le da sentido a cada suceso. Una filosofía de vida nos da el marco que nos permite crear nuestro proyecto personal, pues nos ayuda a entender qué queremos y qué está a nuestro alcance. Una filosofía de vida nos ayuda a gestionar nuestros recursos porque nos permite explicitar nuestros valores, esas prioridades en nuestras vidas a las que dedicamos esfuerzo y energías, y hace que tenga sentido trabajar duro por ellos y dedicar nuestro tiempo a conseguirlos”.

“El movimiento genera cambio y el cambio siempre supone algún tipo de pérdida, algo que se queda atrás”.

“No se puede tener amor sin sentir miedo a perderlo”.

“Las rosas exhalan su perfume solo para aquellos que se acercan a admirarlas”.

“Toleras los excesos de alguien que no está haciendo nada por reconducir su vida”.

“Una cosa es que alguien tenga problemas, quiera ayuda y la busque, y otra muy distinta, que alguien sea problemático y no tenga la menor intención de cambiar su comportamiento”.

“Las personas problemáticas suelen prometer, cuando les afeas su comportamiento, que cambiarán. Pero la promesa se queda en una promesa porque su única motivación es conseguir que los sigas soportando sin que ellos se esfuercen por cambiarse a sí mismos”.

“Si alguien te hace daño una vez, puedes perdonarle y ser empático. Puedes entender que la falta de asertividad es algo que nos afecta a todos. Y puedes hablarlo con él y pedirle que no vuelva a tratarte como lo ha hecho. Puedes ayudarlo recomendándole un libro o un taller para aprender a ser más asertivo y menos chantajista emocional. Pero tienes que ver cambios en su conducta. No vale con que se lea un libro (o cien libros) o vaya a un taller sobre comunicación humana asertiva (o a cien talleres). Si no cambia su comportamiento y sigue hiriéndote, puedes apartarlo de tu vida. Porque ha demostrado que no le importas lo suficiente como para dejar de hacerte daño. Así que, como ves, si él llega a necesitar una tercera oportunidad, es porque no se ha esforzado en dejar de hacerte daño. Y eso hace que no te merezca”.

“Somos tan diversos para lo bueno como para lo malo y que ser gay, recuerda, solo significa que te enamoras de personas de tu mismo sexo. No significa que seas bueno, ni listo, ni tonto, ni divertido, ni sexual, ni romántico, ni cursi, ni culto, ni viajado, ni nada de absolutamente nada. Así, encontrarás gais listos, tontos, buenos, malos, cultos, incultos, emocionalmente competentes, emocionalmente inútiles, etcétera”.

“Los conflictos son elásticos: cuanto más huyes de ellos, más los estiras. O los confrontas o se eternizan. Y precisamente hablando de poner las cartas sobre la mesa, llega este otro consejo: no huyas del conflicto. Porque huyendo no se resuelve; huyendo lo pospones, pero en absoluto lo vas a arreglar”.

“Las relaciones se basan en la correspondencia: si no hay correspondencia, no hay relación por más que tú te la imagines”.

“No te calientes más la cabeza y deja la historia morir. Al fin y al cabo, eras tú el único que la mantenía viva”.

“Creo en una generación de hombres homosexuales radicalmente felices. Y creo en la psicología como una gran herramienta para hacerlo posible”.

“Nuestras emociones, una vez superan determinado grado de intensidad, son capaces de confundirnos y hacernos creer cosas que en absoluto son ciertas. La emoción, en ciertas condiciones de intensidad, supera a la razón”.

“Son esos estados emocionales (o anímicos) duraderos, a los que la literatura científica suele llamar «humores» (moods, en inglés), los que pueden alterar la forma en que percibimos el mundo, a los demás y a nosotros mismos”.

“¿Sabes que los homosexuales somos el grupo que, a nivel mundial, más empleamos las medidas de prevención? ¡Sorpresa! ¿Y que somos los que más nos preocupamos de nuestra salud sexual, más pruebas y más revisiones nos hacemos? ¡Doble sorpresa! En la representación social sobre la homosexualidad se ha incluido una serie de conceptos objetivamente falsos que, al igual que en el caso de la homofobia interiorizada, ahora juegan en tu contra. Concretamente, en contra de que disfrutes de tu sexualidad”.

“Es muy raro encontrar a alguien mayor de 25 años que diga que él descubrió su homosexualidad felizmente. La mayoría de nosotros nos asustamos al descubrir que nos gustaban los hombres y, como vimos en el capítulo 4, pasamos una buena temporada muy preocupados por las consecuencias que ese descubrimiento podría tener sobre nuestras vidas y nuestras relaciones con los demás (familia, vecinos, jefes). Si además hemos sido víctimas de bullying (homofóbico o no), es muy probable que tengamos problemas de ansiedad”.

“Lo anormal no es la promiscuidad, sino la represión sexual. En lo relativo a la visibilidad de la homosexualidad, ya sabes que considero que debe ser tratada de la misma manera en que se aborda la heterosexualidad”.

“Así que ya lo sabes: tu corazón está en tu cerebro, tu amor está en tu cerebro, tu sexo está en tu cerebro. Tu mayor órgano sexual es tu cerebro. Úsalo y que nadie te engañe. Ni eres fruto de un trauma ni de un error. Eres algo que la naturaleza previó y que quiere que existas. Y si la naturaleza lo hace, ¿cómo no lo vas a hacer tú?”.

“A partir de Stonewall Inn dejamos de ser lo que decían que éramos y empezamos a ser quienes de verdad siempre fuimos”.

“Que nos conozcan por quienes somos, no por quienes creen que somos”.

“Siempre hay algún gilipollas que —cuando él mismo ha sido discriminado toda su vida—, en lugar de aprender, se ha dedicado a perpetuar la discriminación. ¿Cómo es posible que, sabiendo que la discriminación hace tanto daño, tú sigas discriminando a otros?”.

Gracias, Gabriel J. Martin por este obsequio y por tu legado.

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