Quiérete mucho maricón

Quiérete mucho, maricón. Parte 1

Descubrí el libro “Quiérete mucho, maricón” por accidente. Buscaba educarme sobre la homosexualidad. Mientras hacía la búsqueda me tropecé con esta joya y automáticamente se convirtió en una herramienta esencial en mi vida. “Quiérete mucho, maricón” es un manual de éxito psicoemocional para hombres homosexuales escrito por el psicólogo español Gabriel J. Martín, pionero de la psicología afirmativa gay en el mundo hispano. En este libro, el autor explica cómo la homosexualidad es una más de todas las posibles manifestaciones de la diversidad sexoafectiva del ser humano y cómo, si superamos las secuelas que nos ha dejado la homofobia, puede vivirse de forma plena, asertiva y feliz.

El libro está muy bien logrado y recomiendo a todo maricón que lo lea y lo utilice como herramienta de vida. Salir del clóset toma tiempo porque es un proceso que requiere madurez, valentía y buena salud mental. Con este escrito, intento visibilizar herramientas que existen para que todos los homosexuales podamos llevar una vida como la que merecemos, sin vergüenza de ser quienes somos.

Para hacerlo breve, estaré compartiendo mis citas favoritas en varias partes, ya que el libro es largo y está lleno de temas importantes. En esta primera parte, comparto citas que se encuentran en los primeros cuatro capítulos de la obra.

 “Quiero que no te sientas avergonzado en tu trabajo cuando te pregunten por tu vida personal, que seas asertivo sobre tu vida afectiva cuando lo hables con tu familia, que te sientas muy contento de ser quien eres. Por encima de todo, este es un manual sobre autoestima. Para que, queriéndote a ti mismo, puedas querer mejor a los demás y ser más feliz con ellos. Tanto como tú te mereces, maricón”.

“Lo que te hace gay no es con quién te metes en la cama, sino junto a quién querrías despertar el resto de tu vida”.

 “Definirse sirve para poder realizarse como persona”.

 “Lo importante es la visibilidad. Que no escondas que eres homosexual ni en tus fotos, ni en tus palabras, ni en tus intereses”.

 “En terminología psicológica: la homosexualidad es una conducta que no se extingue”.

 “Al contravenir manifiestamente las leyes del aprendizaje, es imposible que la homosexualidad sea adquirida, por lo que solo queda la opción de que sea innata, tal como millones de homosexuales venimos afirmando desde siempre”.

 “Eso significa que es biológica, tan biológica como lo es en los cientos de especies animales donde es posible encontrar relaciones homosexuales tanto meramente sexuales como de pareja”.

 “La homosexualidad ha estado presente en todas las épocas de la historia y en todas las culturas”.

 “La posición de la ciencia sobre la homosexualidad es clara: la homosexualidad es una variación normal de la sexoafectividad humana”.

 “No es tu conducta sexual sino tus sentimientos los que te hacen gay”.

 “Las etapas de la aceptación de la homosexualidad según el modelo clásico de Cass (1979) son: 

1) Confusión: comienzas a ser consciente de que podrías ser homosexual, de que te atraen las personas de tu sexo. A menudo, la primera reacción es la de negar tal posibilidad o rechazarla. Si bien hay algunos que la asumen y aceptan desde el primer momento, no suelen ser la mayoría. Se habla de «experimentar» o de que «estaba borracho/a cuando eso ocurrió» al referirse a sus inicios sexuales y es frecuente disociar sexo de afecto («Vale que me parezca atractivo, ¡pero no estoy enamorado de él!»). 

2) Comparación: aceptas la posibilidad de que «tal vez» seas homosexual y lo que supondría en el caso de que fuese cierto. Por un lado, vives un duelo a causa de las pérdidas que te supone: hasta hace unos años era imposible que pudieses casarte y tener hijos, así que vivías la pérdida de tu propia familia. A veces, en respuesta a esa sensación de pérdida, se intenta remendar la situación compartimentando la identidad “No soy gay, solo estoy enamorado de ese hombre” o se concibe como algo temporal, algo que solo será una fase. 

3) Tolerancia: admites que puedes ser gay y que no eres el único. Se intenta reducir la sensación de aislamiento buscando amistades homosexuales. A menudo se pierden los amigos de toda la vida o pasan a un segundo plano porque necesitas iguales con los que poder socializar y, a través de ellos, conocerte a ti mismo. La búsqueda de referentes en la cultura gay favorece que se realicen muchos comportamientos estereotipados. Es frecuente comenzar a exteriorizar la vergüenza causada por la homofobia interiorizada. 

4) Identidad: asumes lo que eres y luchas por intentar acomodar la opinión pública con tu opinión privada de ti mismo. Es un momento en el que, pasados los enredos mentales anteriores, se aprecian las consecuencias que sobre tu autoestima y tu autoconcepto ha tenido todo lo que has vivido. Te sientes más cómodo siendo visto en compañía de otras personas homosexuales de lo que te sentías antes. Cuando admites que muy probablemente podrías ser gay, el trayecto ¡por fin! comienza a ponerse constructivo para ti, ya que comienzas a tomar conciencia de aquello que puedes ganar. A partir de ahora comienzan dos grandes tareas: la de elaborar tu identidad como gay y, simultáneamente, la de socializar con otros hombres gais. Uno empieza a plantearse lo que supone de bueno ser gay, comenzando por poder planificar la clase de vida que uno desea. Ganas en autoestima porque dejas de negarte a ti mismo. Una vez que uno asume que es gay con casi total certeza, es justo cuando se formula la siguiente gran pregunta: «Puesto que, probablemente, soy homosexual, ¿qué puedo hacer para vivir mi homosexualidad felizmente?».

 5) Orgullo: sales del armario, a menudo presionado porque debes permitir que los demás sepan quién eres. Te sumerges en la cultura gay y vives el mundo como una separación entre nosotros, los homosexuales y ellos, los heterosexuales. Suele aparecer la necesidad de adquirir herramientas para afrontar la rabia, la necesidad de situarte en una posición de vulnerabilidad al confesar que eres homosexual y la sensación de estar a la defensiva. 

6) Síntesis: te haces consciente de que la orientación sexoafectiva es solamente una faceta más de tu vida y no el eje de tu identidad. Relativizas su efecto y te das cuenta de que no hay nada que te diferencie de una persona heterosexual. Abandonas los círculos gais y te relacionas con todo el mundo. Es difícil llegar a esta etapa si no se resuelven (y atraviesan) las anteriores porque ellas son las que suponen el trabajo para reafirmarte. Lo importante es que has tomado conciencia de que no eres un ciudadano de segunda categoría y no aceptas más un trato discriminatorio”.

(Ver tabla al final del texto)

 “Lo más duro es que nosotros comenzamos a intuir que nuestra homosexualidad equivale a desagrado, a ser herido, a rechazo, a causar molestias a otros…, y comienza a aparecer nuestro sempiterno sentimiento de culpa”. 

“Y si se entiende que es el amor el que define nuestra orientación sexoafectiva, es lógico que el amor sea el que desencadene todo este proceso”. 

“Para muchos, darse cuenta de que podrían ser homosexuales supone el trauma de verse convertidos en ciudadanos de segunda categoría a los que no les asisten los mismos derechos que a los demás: sin derecho al matrimonio, sin derecho a expresar su afectividad públicamente, sin derecho a hablar de quiénes son. Haber perdido parte de los derechos que les corresponden como seres humanos, solo por la consideración que su sociedad tiene de la homosexualidad, es una gran pérdida que muchos temen sufrir y ante la que, como era de esperar, se resisten”. 

“A veces, como defensa ante el miedo que nos provocan todas esas pérdidas que nos tememos, se compartimenta aún más nuestra identidad. Se piensan cosas como: «No soy gay, solo estoy enamorado de este hombre en concreto, los demás no me dicen nada»”. 

“No sentirnos capaces de superar unas supuestas pérdidas, provocadas por la posibilidad de que seamos homosexuales, hace que tengamos mucha ansiedad y esa ansiedad dificulta que seamos capaces de reconocer nuestros verdaderos sentimientos homosexuales”. 

“«Autoaceptarse» puede llegar a significar cosas diferentes en diferentes momentos de su vida. Puede significar dejar de mentirse a uno mismo, puede significar no querer cambiar, puede significar visibilizarse asertivamente o puede significar resignarse. La aceptación tiene muchas vertientes y no todas son igual de válidas para todo el mundo en todas las etapas de su vida”. 

“La salida del armario es la forma que tenemos los homosexuales de pedirles a los demás que nos traten conforme a nuestra verdadera naturaleza y no conforme a ningún tipo de preconcepción sobre nuestra afectividad. La salida del armario es el paso previo para poder compartir nuestra intimidad con quienes nos rodean y establecer auténticos vínculos con ellos”. 

“Dos personas heridas no pueden construir una relación saludable”. 

Gracias, Gabriel J. Martin por este obsequio y por tu legado.

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