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Liberando ideas y otras cosas

“Deberías escribir un libro. Tienes la habilidad de comunicarte y a la gente le gusta leerte”. Así me dijo Sirak una de las tantas veces que me leyó el tarot. Al momento, me resultó extraño porque nunca lo había considerado, pero lo he tenido grabado en la mente desde entonces.

Ese pensamiento se desarrolló aún más desde que me mudé a NYC, la ciudad que nunca duerme. Por alguna extraña razón, el espíritu de la versátil Carrie Bradshaw se apoderó de mí. De vez en cuando, me apetece escribir, compartir ideas y pensamientos; opinar y crear discusiones, entre otras cosas. Pero, por alguna razón no siempre lo hago; me limito. Pensar en cómo hacerlo, dónde hacerlo y con qué frecuencia cuesta. Casi todo me limita. Bueno, o me limitaba hasta ahora porque hoy me levanté con espíritu revolucionario. Hoy tengo ganas de lanzarme a escribir… y con grandes motivos.

He descubierto que para escribir solo se necesita un motivo y lanzarse a hacerlo. Motivo número uno: el español como lengua de cultura. Desde que me gradué del Colegio San Antonio mi español se ha debilitado rápidamente. En el colegio tuve los mejores maestros (Santiago, por ejemplo), vivía apasionado del español y hasta varias medallas me gané en la materia (medalla de Español AP, la que todavía celebro con Natalia, y medalla por un escrito en una competencia de la Sociedad Nacional de Honor). En las pruebas de aprovechamiento académico mi puntuación más alta fue en español y vivo con la duda de saber si es cierto lo que me dijo una maestra una vez: “Fuiste la tercera puntuación más alta de tu clase en la parte de español”.

En fin, siempre me ha gustado el español y me consideraba muy bueno. Pero, el destino me jugó dos trastadas: el inglés y vivir con un español. Me explico. El inglés porque todo se convirtió en inglés desde que entré a la universidad y la realidad de que tenía que hacer catch up, sabiduría popular que me advierte que no contaba con la misma habilidad en esta materia. La segunda trastada que me jugó el destino fue vivir con un español. Ramón ha lacerado mi confianza lingüística; sufro de bullying idiomático a diario. De esto hablaré luego. ¡Ramón es harina de otro costal! En resumen, para cerrar el punto ya que me desvié, escribir me ayudará, en parte, a retomar mi español.

Motivo número dos: compartir. Vivo con la “perse” de que tengo que compartir mis conocimientos con la gente. Cuando lo hago, me siento feliz. Me hace en cierto modo sentirme mejor persona. Disfruto enseñar, educar. En mi trabajo anterior di muchísimos adiestramientos y me encantaba. También tuve la oportunidad de dar charlas a estudiantes universitarios en varias ocasiones y me fascinó. Siempre he querido ser profesor. ¡Me encanta enseñar! Incluso, hasta cuando mis amigos y familiares me visitan a NYC siento la obligación de serviles de tour guide y darles los fun facts, aunque así no lo pidan. Clara está la tendencia de mi necesidad por compartir información y esto me motiva.

Motivo número tres: conexión. Vivo en NYC, pero nací y me crié en Puerto Rico. Por ende, tengo más amigos y familiares en Puerto Rico de los que tengo en NYC. Para mí es importante la conexión, sentirme conectado con mi gente, relevante y presente. Escribir me hace pensar, y pensar me ayuda a conectar.

Motivo número cuatro: amigas. Varias amigas me han dicho que debo escribir porque les gusta cuando escribo. De hecho, una de ellas (Yalitza) hasta me dio el pie forzado “Pa’ los de aquí y pa’ los de allá”. No solo tengo amigas que me incitan a escribir, sino que también tengo a mis amigas de letras (Edmaris, Norwill y Laurita) que me inspiran a hacerlo. Amo leerles; soy fan. Ellas, aunque quizás no lo sepan, me motivan a escribir.

Estas son algunas de mis motivaciones. Gracias a todas ellas he tomado la decisión, por fin, de armar una revolución y dejar de limitar mis ideas. Lo tomo como un acto de liberalidad de ideas y otras cosas. Como una excusa pa’ compartir lo que sea y escribir de todo sin reglas. Escribir pa’ los de aquí y pa’ los de allá. Escribir para tener un diario de experiencias y plasmar la evolución. Lo hago para mantener conexión y complacer amigas.

Desde hoy, escribiré cuando quiera, sin presión ni prisa. Solo cuando quiera hacer uso de mi libertad de expresión. Quizás también lo haga simplemente como un acto egoísta para compartir mi conocimiento y sentirme mejor persona. Lo haré también porque al final la vida es muy corta para quedarse con las ganas. Hoy escribo y seguiré escribiendo porque ahora me ha dado con escribir. Así que, el que me quiera leer, que me lea. Prevenidos.

Presiona para escuchar playlist que acompaña el escrito. 

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