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Gracias por hacerme mejor

“Capturemos nuestros recuerdos mientras estemos vivos”. Las palabras de Santiago me hicieron tropezar una vez más. ¡Cuánta verdad en tan pocas palabras! Sentí que estaban hechas para mí. Quedé, al instante, agradecido una vez más por instruirme. Creo en dar gracias, en que se deben decir las cosas “malas” y también las buenas. Recientemente, también empecé agradecer en vida — y agradecerle a la vida, incluso por los traspiés —, y capturarlo en letras.

Por esta razón, hoy comienzo agradeciendo a una mujer que no lleva mi sangre. Hoy agradezco a una mujer que me ha enseñado muchas cosas en la vida. ¿Qué me enseñó?

Ella me enseñó lo que es una mejor amiga. Ella fue mi primera mejor amiga. Ella es mi definición de mejor amiga. Ella fue la que estableció ese estándar.

Me enseñó lo que es un morning person. ¡Esa cabrona tiene energía mañanera! Con ella aprendí que no estoy ni a una manzana de ser un morning person. Algo que no le agradezco es que llegara una mañana a las 6:00 a.m. cuando habíamos acordado a las 6:20 a.m. Ella me enseñó a reconocer mi incapacidad de estar a tiempo… y comprender la diferencia que hacen 20 minutos extra de sueño. 

Ella me enseñó a convertir llantos en risas y risas en llantos.

Ella me enseñó que hay gente que nace con el talento para entretener.

Me enseñó la importancia de ser y manifestar quien eres.

Ella me enseñó a que no se ofrece, se da.

Ella me enseñó lo que es tener complicidad.

Me enseñó lo difícil que es el Alzheimer.

Me enseñó a que no se debe apagar las luces cuando se está en medio de un acto de magia.

Me enseñó a que las tetas pueden ser libres.

Ella me enseñó que hay que tener mucho cuidado con las faldas cuando se baila.

Me enseñó que se protege a quien se quiere, cueste lo que cueste.

Me enseñó que la verdad puede doler.

Me enseñó que es mejor vivir de la verdad que vivir de la mentira.

Ella me enseñó a reír hasta sentir dolor en el abdomen. 

Me enseñó que lo importante es participar, aunque sea haciendo de vaca.

Me enseñó a que con la imaginación se puede convertir una malta en cerveza.

Me enseñó que tengo la capacidad de transformar la mente en un revolú.

Me enseñó lo divertido que es hacer videos musicales y comerciales. 

Ella me enseñó los beneficios de salir del clóset.

Ella me enseñó el mundo lésbico.

Me enseñó lo rico que es tener una persona acompañándote en todas las etapas de tu vida.

Ella me enseñó eso y muchas otras cosas.

En esencia, me enseñó el valor de la amistad. Aseguro que, si todo el mundo tuviera una amiga como Lissa, el mundo sería mejor. Gracias, Lissa. Gracias por hacerme mejor.

En deuda,

AJ

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