Hay experiencias que marcan la vida. Mudarme a New York ha sido una de ellas. He aprendido, he evolucionado, he crecido. Y con la intención de grabar en mi memoria esta transformación, comparto unas cuantas cosas que se han destacado en MI proceso de adaptación.
- En Puerto Rico el “buen día” se regala. En New York el “good morning” es “limited edition”.
- En New York los besos y los abrazos tienen precio. En Puerto Rico son gratis.
- En New York el día depende del “weather”. En Puerto Rico el “weather” depende del día.
- En New York es más importante saber en qué trabajas a saber cómo te llamas. En Puerto Rico, de dónde eres y a quién conoces cobra mayor relevancia.
- En New York el tiempo no es oro; lo es TODO. En Puerto Rico el tiempo, pues, digamos que… es el tiempo. Sigamos.
- En New York las personas son especialistas. En Puerto Rico son generalistas.
- En Puerto Rico “comer mierda” es parte de nuestra dieta. En New York, si comes mierda te quedas sin dieta.
- En Puerto Rico se trabaja en colectivo, se almuerza en colectivo, se sale en colectivo. En New York todo es individual y a llorar para maternidad.
- En New York las relaciones son escasas. En Puerto Rico, hasta el que no quiere se casa.
- En New York se almuerza trabajando y se come ensalada. En Puerto Rico, se come grasa y se va a Marshalls.
Y no solo he aprendido diferencias sino que también…
- El invierno despinta. Se necesita constante contacto solar para sellar el color de la piel.
- No es lo mismo visitar que vivir.
- No hay culturas superiores.
- No es adoptar, es adaptar.
- Cojones tiene el que deja lo conocido por aventurar.
- No es lo que te ganas, es lo que te sobra.
- Con las mudanzas se ganan amigos, pero también se pierden otros en el camino.
- La distancia fortalece relaciones y debilita… si así lo permiten.
- La ausencia causa olvido.
- No juzgar te hace más libre.
- En New York no hay hormigas, pero sí perros hasta en las esquinas.
- New York es para gente de mente fuerte.
- En las diferencias se encuentra la llave del salón.
- El que más atención presta, más rápido puede avanzar.
- Al final, una cosa no es mejor que la otra porque no son sustitutos sino complementos.
¿Qué si me gusta New York? ¡Me encanta! Pero, es un proceso y no es para todo el mundo, aunque el mundo sea de todos.
¿Que si he cambiado? Muchísimo. Pero, me gusta la persona en la que me he convertido. Soy antes y después de New York, y por eso hoy me apetece brindar por ello.